Érase una vez: Cuando gané 1 dólar en Cash Games

Isabelle Mercier nos invita una vez más a visitar su pasado y sus recuerdos de póquer. Esta vez vamos aún más lejos, a sus humildes comienzos, jugando al póquer en la mesa familiar. ¿Quién dice que no es un juego familiar?

¿Recuerdas tu primera mano de póquer? ¿La primera vez que pusiste fichas delante de ti, virtualmente o en una mesa de casino real? Normalmente, recordamos nuestra primera vez.

Esta es la belleza del póquer, la edad no es un parámetro definitorio. Puedes empezar a jugarlo a cualquier edad y divertirte hasta una edad avanzada.

Sólo hay que fijarse en jugadores como Doyle Brunson para darse cuenta de que la pasión puede durar tanto como se vean las cartas.

Mi primera vez jugando al póquer

No sé cuántos años tendré jugando al Holdem o al póquer chino Open Face, pero lo que sí sé es cuándo empecé.

Recuerdo que mi primera vez jugando al póquer fue con mi familia, muy joven, pero ahora sé con más precisión cuándo empezó todo. Efectivamente, como miles de personas, aproveché el encierro para limpiar mis cosas.

Me encontré con un trozo de mi pasado que me hizo darme cuenta de que era aficionado a las cartas a una edad en la que solemos jugar a juegos de niños.

Entre una caja de camisetas de Nirvana y un montón de Archie’s, mi cómic favorito de la época, me encontré con mi diario. Flashback; salto atrás más de 30 años en el pasado. ¡Lo escribí cuando tenía 12 años!

Encontré una página muy interesante, una de mis primeras noches de póquer. Como mi tío y mi padre eran muy aficionados al juego de cartas, empecé muy pronto. Pero no crean que era ‘por diversión’, no señora, no señor, ¡jugaba por dinero!

Mis primeras ganancias en el póquer

Sinceramente, incluso sin el diario, nunca habría olvidado estas tardes. Mucho antes de mis primeras sesiones de cash game en la costa oeste de Estados Unidos al principio de mi carrera, quemaba mi dinero de bolsillo en los círculos de juego más chungos de Quebec: el círculo de Victoriaville.

Y créanme, no estábamos allí para ensartar cuentas, jugábamos a lo grande. Cada vez, era una buena parte de mi bankroll (llamado entonces en Quebec «dinero de bolsillo») lo que estaba en juego.

Como prueba, esta foto de mi diario. Les dejaré apreciar las sumas astronómicas que circulaban entonces en el «círculo de Victo», un dólar de ganancia, neto de impuestos.

No te cuento los horarios de locura: de 10:30 de la noche a medianoche. ¿Quién es humanamente capaz de hacer una sesión de 90 minutos sin Redbull-vodka, pero con extra de leche de fresa?

Aquí está la traducción corta: «Esta noche sobre las 22:30 jugamos a las cartas por dinero. ¡Era la elección del crupier! […] Jugamos hasta medianoche, y en algún momento gané 4,30 $ y me fui con 1,00 $ de ganancia. Fue muy divertido!».

El póquer crea recuerdos

Francamente, no recuerdo esa parte con precisión. Debieron de ser docenas, si no cientos, pero lo que recuerdo perfectamente es el ambiente de aquellas partidas, la diversión, la tensión. Sí, cuando tienes 12 años, ¡un dólar de ganancia en una noche es una suma importante!

Sin embargo, más en serio, más allá de la ridícula suma, éstas son las sensaciones que recordaba al releer mi diario. El ambiente amistoso y alegre, la sonrisa de mi padre orgulloso de haber engañado a su hermano con «aire».

Las pizzas que devorábamos a dos manos y hacían resbalar las cartas. La pequeña Isabelle se maravillaba de que los mayores la aceptaran en la mesa de cartas, mientras los primos jugaban a juegos de mesa al lado.

Recuerdo que fue durante esas partidas familiares en casa cuando me enamoré de las cartas y del póquer. Sin embargo, lo que no recuerdo es qué hice con el dólar que gané aquella noche…..

Encuéntrame en las mesas de CoinPoker para practicar tus habilidades y disfrutar de la acción. Abraunacuenta CoinPokerhoy mismo.

Isabelle «No Mercy» Mercier

Ganadora del WPT