Érase una vez… Me preguntaba dónde están las mujeres?

Esta semana he decidido escribir una columna que no es necesariamente divertida, pero que plantea una cuestión real.

Se trata de una noticia que inevitablemente llamó la atención de muchos: por primera vez en la historia, tres mujeres llegaron a la mesa final de un torneo WPT. Ocurrió hace poco en el Venetian, en un WPT con un buy-in de 5.000 dólares para ser exactos. En esta mesa final, que se jugó a 6 manos, teníamos por tanto derecho a una paridad total de jugadoras. Lo que importa, evidentemente, no es el resultado final. Es anecdótico que fuera Chad Eveslage quien ganara el torneo y que las tres mujeres, Kyna England, Daniela Rodriguez y Kitty Kuo terminaran en 3ª, 5ª y 6ª posición respectivamente. Por supuesto, una victoria femenina habría sido la guinda del pastel, como dicen aquí en mi casa de Quebec, pero bueno.

No, lo que me llamó la atención fue simplemente la presencia de tres chicas en esta fase del torneo. Cuando yo estaba en el circuito, ser una mujer que llega lejos en una competición («last woman standing») ya era objeto de una noticia. Así que tres mujeres en una mesa final… ¡imagínate!

El lugar de las mujeres en el mundo del póquer me recuerda al que ocupan en el mundo de las criptodivisas. Estamos hablando de un porcentaje muy, muy bajo. Para ser justos, la cifra más actual que tenemos es: Las mujeres representan sólo el 5% de todos los eventos de las WSOP. La probabilidad de que lleguen tres mujeres a una mesa final 6-handed es, por tanto, infinitesimal.

Siempre es difícil encontrar una o varias razones para este desierto femenino en los torneos de póquer. ¿Se debe a que es un universo ultramacho en el que es insoportable vivir si eres una chica? No lo creo. Habiéndolo practicado durante varios años, puedo atestiguar que ciertamente hay machos, pesos pesados, «machos alfa» con grandes brazos y caras de mal genio, pero es en el mismo porcentaje que se puede encontrar en cualquier otro lugar de la sociedad.

La verdadera pregunta enigmática sigue siendo: ¿por qué no juegan más mujeres? Por una vez una disciplina no tiene género y mujeres y hombres pueden competir en la misma competición sin que se tenga en cuenta la fuerza física. ¿Por qué hay tanto desinterés en este juego por parte de las chicas cuando, desde la coronación de Chris MoneyMaker en 2003, se ha producido una verdadera democratización de esta disciplina? No tengo la respuesta. Tal vez haya que buscarla en la autocensura de las chicas y en su percepción sesgada del juego y su rollo «muy de tíos».

A menudo subestimamos la fuerza de las ideas recibidas y lo paralizantes que pueden llegar a ser. El póquer es un juego de tíos en el subconsciente colectivo, un juego de vaqueros que se juega en una taberna, bebiendo whisky y fumando un gran puro. Esta imagen anticuada y risible puede ser, en última instancia, más fuerte de lo que crees. Si no, ¿qué? ¿Qué justifica el bajo porcentaje de chicas en el circuito?

A pesar de la presencia en el circuito de fuertes figuras femeninas como Vanessa Selbst, Jennifer Harman, Vanessa Rousso, Liv Boeree, Annette Obrestad o incluso yo misma, las líneas no parecen haberse movido y el statu quo se mantiene.

De todos modos, tengo curiosidad por saber qué pasaría si una mujer ganara el Main Event de las WSOP el próximo otoño. ¿Sería la victoria de una mujer «Chris Moneymaker» contra un campo de 8.000 jugadores como en 2019 un cambio de juego? ¿Tendría esto un impacto en la imagen del póquer? ¿Haría que las chicas se sintieran más cómodas y las animaría a jugar más y a cambiar permanentemente la proporción hombre/mujer? No tengo la respuesta. ¿La tiene usted?

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Isabelle «No Mercy» Mercier

Ganadora del WPT